Quiero que leas este artículo con mucha atención. Seguro que algo te hará runrún en la cabeza.
Tiempo al tiempo…
Llevamos varios días en los que sales en mangas de camisa y por la tarde, de pronto, caen chuzos de punta.
Estando el otro día por el centro y con el coche en el parking, fui a una especie de merienda-cena con unos amigos. Al salir, el agua corría por la acera como un río cuesta abajo.
Tras esperar un buen rato, eso no paraba.
Y es entonces cuando…
Viene la lección valiosa de hoy.
De repente, aparece un vendedor de paraguas chino,
Con una sonrisa en la cara se acerca hacia a mí.
3 eulos, palaguas…, palaguas, 3 eulos.
Surgió de la nada, como un cazador ante su presa.
Ahora desde mi despacho, veo ese mini paraguas a mi lado en el suelo (no creo que vuelva a usarlo en mi vida pero ahí está) y me ha dado por pensar cómo tú o tu empresa podéis aprender algo hoy.
Hay un problema generalizado en la mayoría de negocios y no todos llevan paraguas.
Y te hablo tanto de peces gordos como de pezqueñines.
Casi todos tienen esa extraña obsesión por no preocuparse por las necesidades reales de sus clientes.
Prefieren centrarse en lo que han estado haciendo años atrás.
Eso está bien.
Tiene sentido.
Pero… Luego vienen las quejas.
La competencia te llega como el agua, más arriba de la cintura.
La venta requiere de un esfuerzo constante, innegociable, imperdonable.
Seguramente ese hombre tiene su “Todo a 100” con miles de cachivaches.
O puede que no.
Lo que sí hizo fue salir a buscar clientes.
La gente, por mucho que estudiemos sus comportamientos, su psicología y sus puntos de dolor, es impredecible.
No puedes saber cuándo alguien se convencerá de apretar el botón de compra.
A veces, crees que tu mejor producto es lo que más vendes o lo mejor para el cliente en ese momento.
No esperes a que te lluevan los clientes, sal tú a buscarlos.
Lo fundamental es tener un plan para atraerlos:
1. Estar en el lugar correcto en el momento adecuado:
Debes aprender a identificar el momento oportuno para acercarte a los clientes, en lugar de esperar a que ellos vengan a ti.
2. Entender sus necesidades:
Debes comprenderles, escuchar y ofrecer soluciones.
Hoy es protegerse de la lluvia o no acabar empapado, ¿y en tu caso?
3. Ofrecer algo simple y efectivo:
Los paraguas son simples, asequibles y cumplen su función principal: mantenerte seco.
Debes ofrecer soluciones fáciles a los problemas de los clientes en lugar de complicar las cosas con productos o servicios innecesarios.
4. Personalizar la experiencia, crear confianza o empatía:
A este hombre no creo que vuelva a verlo en mi vida,
Pero en tu empresa debes crear conexiones más fuertes y duraderas.
Establecer algo emocional.
Soluciones reales ante problemas reales.
La próxima vez que llueva o veas a un vendedor de paraguas bajo la lluvia, recuerda estas lecciones y aplícalas en tu negocio.
Las oportunidades están ahí fuera, esperando a ser descubiertas.
Entre otras muchas cosas (que puedes aplicar con una sesión de Discovery) y te contaré en detalle:
- Cómo pasar a una persona que no te conoce de nada de un estado de «no sé que tengo un problema» a «cierto, creo que tu producto/servicio es justo lo que estaba buscando».
- Una forma sencilla de identificar a las personas que están interesadas en tu oferta pero que tienen dudas y te ayudará a convertir a los indecisos.
- ¿Qué hacer con todas las personas que no te han comprado pero que sí que están interesadas en tus servicios?.
¿Tu departamento o empresa está con el agua al cuello?
No quiero que te mojes y te ofrezco mi propio paraguas.
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