Puede que 2.500 años parezca mucho pero el algoritmo de Euclides sigue siendo moderno. Es más, si Euclides viviera hoy tendría un puesto de trabajo asegurado. ¿Cuántos ancestros de esa edad podrían decir lo mismo?
El mundo ha cambiado mucho, la ciencia y la tecnología nada tienen que ver con la que conocía el famoso matemático griego que parece lideró a sus colegas egipcios para, entre otros, diseñar el famoso algoritmo. A pesar de ello, cada día más, los algoritmos se usan en todos los entornos de negocio.
¿Sabes que ya existen empresas de seguros que diseñan algoritmos – mejor dicho, emplean matemáticos para hacerlo- con el objetivo de calcular los riesgos potenciales de sus asegurados?
- ¿Cómo que me han denegado la póliza?
- Qué quiere que le diga, resulta que a mi algoritmo no le gusta usted.
La prueba del conocimiento cero se basa en algoritmos para saber, sin necesidad de identificar a nadie, cual es el comportamiento de un conjunto de datos que provienen de un cliente concreto pero que son tratados sin necesidad de conocer al propietario de los mismos.
Los matemáticos, sobre todo los buenos, tienen un gran futuro en nuestra sociedad y van a pasar de las catacumbas de la universidad pensante al terreno del negocio, cambiando muchos de los modelos que conocemos en base al desarrollo de nuevos algoritmos que servirán para mejorar procesos, “adivinar” comportamientos, rechazar estafas y, en general, complementar cualquier servicio nuevo.
Los modelos matemáticos que eran capaces de emular al tiempo y su comportamiento se pasan al terreno del negocio. Ahora nos tienen que ayudar a vender más, entregar más rápido y asegurar que no nos roban.
En vez de representar cómo se desarrolla un ciclón cuando llega a un punto concreto, nos ayudan ya a saber si alguien que nos hace un pedido es una persona o una máquina, mejorando nuestros modelos a medida que el algoritmo “aprende” por su uso constante.
Esta necesidad está provocando una verdadera revolución en la empresa.
Esta necesidad está provocando una verdadera revolución en la empresa. ¿Quién sabe hablar con el matemático que acabamos de contratar? ¿Cómo consigo que un Director de Marketing tradicional hable –mejor dicho entienda- lo que un matemático puede hacer por sus campañas?.
Los aspectos logísticos de nuestra empresa deben utilizar nuevos algoritmos para minimizar los tiempos de respuesta y abaratar los costes de entrega. Los sistemas de compra deben prever qué suministrador es probable que nos deje mal por entregar tarde o qué clientes, a pesar de llevar años pagando a tiempo, van a dejar de hacerlo en los próximos meses.
A una empresa amiga, muy completa, llena de matemáticos, se lo he planteado ya. Deben prestar servicios de “matemático inside”. Como aquel celebre “Intel inside” que nos proponían los PC´s de hace unos años.
Contratar un matemático es mejor si llega de la mano de empresas que sepan “aprovechar” su conocimiento en beneficio del cliente. A la alta dirección todavía le suena como algo que hace el departamento de marketing o de logística pero su verdadero poder está en que lo use la Alta Dirección. Entonces, cambiará su negocio para siempre.
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