En España está mal visto ser vendedor. Se considera un trabajo de segundo nivel y, en la mayoría de las start-ups, no hay ningún fundador que se haga cargo de las ventas. Siempre parece como un puesto a contratar, fuera del marco de fundadores, a pesar de su importancia sobre la viabilidad del negocio y su escalabilidad.
Empresas como Grupo Regio que viven de vender, lo explican como un déficit del concepto español del vendedor. En EE.UU. hay vendedores que, muy orgullosos de serlo, sólo ponen en sus tarjetas: ”vendedor”. En España se disfrazan de ”Ejecutivos de Cuenta”, ”Atención al cliente” o cualquier otra explicación que les permita decir a sus familias que \”no son vendedores\”.
En España nos hacen falta muchos y buenos vendedores. Gente a la que le guste el cara a cara con el cliente y el duelo intelectual de una buena venta en la que el cliente se queda satisfecho y nos sube el variable por ventas de nuestro contrato. Muchos universitarios deberían ponerse la tarea de ”servir como vendedor” un par de años. No hay nada mejor para acercarse a un cliente y saber apreciar sus diferencias.
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