Ya cantaba Saritísima, “Fumando espero, al hombre que yo quiero”.
Pues casi se me puede aplicar a mí ayer. Y eso que no fumo.
No fue una mañana de martes “genial, sensual”, sino una espera aciaga en la que estuve horas y horas con el runrún en la cabeza.
Seguro que te ha pasado que has hecho un pedido online. Te dicen que llega el día X. La hora se la guardan para tenerte en ascuas, y así te dejan en un limbo durante 24 horas.
Si no estoy de reuniones, eventos o quedar con algún amigo empresario, puedo estar en casa a ciertas horas.
Mi mujer iba a estar fuera, así que ayer me lo dejé libre por la mañana porque estaba esperando dos paquetes importantes.
Me lo traían a casa y no lo dejaban en la tienda de abajo ni a ningún vecino.
Desayuno, ducha, revisión de emails y lectura del libro del Mago More… y así dieron las 10:00.
No me iba a quedar de brazos cruzados.
Me puse a trabajar y ver con el número de tracking por dónde estarían mis paquetes.
Uno estaba en reparto y otro ya saliendo.
Pues así toda la mañana, viendo de reojillo la pestaña de seguimiento, como un niño esperando a los Reyes Magos.
Llegaron las 15:00 y aquí nadie había llamado al timbre. Tampoco un whatsapp, mensaje o cualquier comunicación.
Esto parecía como una mañana perdida de bancos, médicos o seguridad social.
Al final, aparecieron alrededor de las 18:00.
Un día completo cuasiperdido.
Como supondrás, mi enfado era casi mayor que mis expectativas de lo comprado.
De todo el proceso desde que me metí en su página, hice el proceso de compra, mensajes de confirmación y seguimiento, me quedó un sabor amargo.
Todo era magnífico. Y la cagan al final.
Todo había ido como la seda, pero un detalle hace que tu experiencia se venga casi abajo.
Además de que revises cada uno de tus pasos (vendas lo que vendas) y analices los procesos desde el inicio hasta el final, puede que estés perdiendo clientes o fidelización por alguno de ellos.
También quiero recomendarte que nunca te quedes parado.
Podía haberme quedado mirando las musarañas, pero eso no va conmigo.
Dije antes que era casi un día perdido, simplemente porque me hubiera gustado haber hecho mucho más, pero nunca te quedes sentado esperando.
Y mucho menos en tu negocio,
No hay nada más paralizante que quedarte adormilado con cloroformo cuando los números no son los que esperas.
“Si la montaña no va a Mahoma. Mahoma va a la montaña”
No te quedes mirando el reloj.
No pienses cuánto tiempo más tendrás que esperar a que remonte tu negocio.
No te arriesgues a que la competencia te pase por la derecha.
No retrases esas acciones y objetivos que tienes para este año.
Si eres de los que toman la iniciativa y haces que las cosas sucedan. De los que no esperan a que llegue la oportunidad perfecta o momento ideal, sino que te remangas y te alineas con tu equipo de manera proactiva,
Entonces mi DISCOVERY o IMPULCEO serán tu mejor alternativa.
Avancemos juntos y no te quedes de brazos cruzados.
Además, me gustaría que se te quedara grabada esta frase que me dijo un amigo y tiene un valor incalculable:
“Nunca tomes una decisión cuando estés enfadado, nunca hagas una promesa cuando estés feliz”.
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