Y ése es precisamente el problema. Los hackers han existido siempre y el software de seguridad también. En realidad ha sido una constante en el desarrollo de ordenadores que se ha visto incrementada con las crecientes conexiones a Internet de los PC, y ahora de los móviles.
Pero el mayor problema se centra hoy ya en el “Internet of Things” que algunos denominan ya “Shitthings”. Millones de sensores de todo tipo, sin seguridad alguna, se conectan a diario a Internet. Una fuerza bruta que cualquier hacker puede adueñarse y utilizarla para ataques de negación de servicio y para cargarse cualquier web específica. Incluso influir sobre el tráfico de una país entero.
¿Hasta que punto estamos haciendo frente a este problema? Al parecer, de manera más bien poco eficaz, con software de seguridad que, acostumbrado a los virus y gusanos habituales, no sabe muy bien qué hacer con ataques masivos provenientes de millones de puntos, más o menos inconexos, desde todo Internet. Mirai es el término japonés que define un software malicioso capaz de convertir miles de ordenadores bajo Linux en bots controlados en remoto que pueden utilizarse para ataques masivos a redes de todo tipo.
Parece ya claro que Liberia, el país, fue victima de uno de estos ataques masivos que redujo de manera inmediata su capacidad de usar Internet. La pregunta es si Mirai puede, con el uso –en el futuro- de millones de bots colgados de sensores del Internet of Things, cargarse regiones completas de Internet y, por ejemplo, cerrar su acceso en un país concreto. Hasta ahora parece que los ataques han sido llevados a cabo por grupos de hasta 90.000 bots pero esto puede ser tan solo el inicio.
La mayoría de los usuarios de Internet, faltos de información interesante para los hackers, no se enteran de los riesgos que, para la globalidad de Internet, tienen estos ataques masivos difíciles –cuando no imposibles- de controlar.
Por otra parte, los fabricantes de sensores “riegan” la Internet of Things de tal manera que incluyen millones de nuevos equipos a diario, en su mayor caso sin apenas seguridad informática alguna, dejándolos liberados para su mal uso para quien, con los conocimientos adecuados, puede captarlos y convertirlos en “bots” que hagan lo que se les programe.
Esperemos que la Inteligencia Artificial se aplique pronto a este segmento y sea capaz de contrarrestar cualquier ataque en tiempo real. Hoy por hoy estamos a la merced de hackers en muchos ámbitos que creíamos seguros.
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