Por un oído me entra, por otro me sale

En el artículo de hoy cuento una experiencia algo desagradable.

Ayer me llamó el director de una empresa a la que hemos hecho una consultoría. Fue en un tono distendido, pero en mi interior había algo de desazón. Está dentro de la lista de la newsletter, y con su permiso, paso a contártelo.

Quería que le informase de primera mano por qué las cifras de su negocio no habían mejorado como lo esperado tras la última reunión de enero.

Sin excusas. Sin paños calientes. Me salió del alma.

No habéis alcanzado los números porque no habéis aplicado ni la mitad de lo que se propuso y se acordó

Tras reunirnos con tres personas de su equipo durante todo un día y analizar en conjunto todos los guarismos y estadísticas de su compañía, se pusieron sobre la mesa todas las acciones futuras que, para mí y para mi equipo entendíamos que eran las más apropiadas.

Por supuesto, eran medidas realistas. Nada sacado de otro mundo o de la NASA, que alguien de su departamento o con un mínimo de inversión, podrían rentabilizar en menos de dos meses.

Ya en la reunión, uno de los participantes siempre nos ponía caras. A todo le sacaba punta o le daba la vuelta. Apuntaba en su libreta, pero su mirada y su cabeza estaban en otro lado.

Sabíamos que parte de las acciones las tendría que llevar a cabo él. Y eso no le gustaba un pelo.

No se iba a quedar fuera del proyecto. Tampoco le iban a despedir. Pero algo en él no estaba de manera proactiva.

La sorpresa ayer fue que, tras estos meses, después de hablar con el CEO, me dijo que esa persona ya no estaba en la empresa.

Que en esa parte del negocio, no se habían aplicado ninguna de las propuestas y que todo seguía igual que a principios de año cuando quedamos.

La nueva persona que entró, aún se estaba acoplando a la dinámica y funcionamiento de la empresa y ni siquiera había leído las 5 ó 6 propuestas que se hicieron.

Blanco y en botella.

Seguro que en tu empresa alguna vez te ha pasado lo mismo. Habías delegado responsabilidades y cuando te interesas por ver cómo va, entiendes que “del dicho al hecho hay mucho trecho”.

Todo se queda en un limbo.

Siempre surgen contratiempos o dificultades. Como decía en uno de mis artículos: “Toca apretar el culo. Las prisas no son buenas consejeras o que no se pongan en práctica todos los supuestos que se suelen hacer en los planes de negocio a primeros de año,

Pero si te gastas un dinero en realizar una consultoría. Gente externa con más de 30 de años de experiencia. Que quieren que le vaya bien a tu negocio y… “Cuanto mejor para ti, mejor para mi

Si al final, te quejas, por un oído me entra por otro me sale. De nada sirve.

Nunca se subió el tono de la conversación. Lo entendió a la primera.

Más bien se autoflageló.

Rápidamente se dio cuenta que habían malgastado tiempo y recursos en estos primeros meses sin haber aplicado ninguna mejora.

Ahora lo van a hacer durante estos meses de verano. En septiembre ya lo pondrán en marcha y en Octubre haremos una nueva consultoría para ver si se ha implementado bien y se empiezan a ver brotes verdes.

Con algo de demora, ya se atisba que ha vuelto el mando a la empresa. Ahora seguro que habrá un seguimiento más exhaustivo. Y si se ponen en práctica todos los puntos de mejora, tiene pinta que, sí o sí, les habrá valido la pena.

Una consultora no te garantiza el éxito de tu negocio. Fue otro de los artículos que generó más debate: “tiene que ayudarte a levantar la vista del día a día que te come”, pero te puede mostrar alternativas más rentables a lo que haces o cómo mejorar aspectos que están descuidados o mal gestionados.

Muchas veces tienes en tu misma puerta un nuevo negocio y no eres capaz de verlo. Ensayo y error, equivocarse o no acertar.

Alguien con visión desde fuera, puede descubrírtelo.

Contrastar de vez en cuando tus modelos de negocio, tus productos, tus servicios, el tipo de cliente con el que te encuentras en cada segmento de mercado, tu grado de innovación…

¡Te conviene!

Puede ser la mejor inversión que hagas. Si lo consideras un gasto, mal vas.

DISCOVERY

IMPULCEO

PD: Arriba, justo encima, tienes dos posibilidades

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