Toca apretar el culo. Las prisas no son buenas consejeras

Como dice la frase “las prisas no son buenas consejeras”. No sé quién lo dijo por primera vez, pero tenía más razón que un santo.

Nos pasaba en la universidad, que dejabas hasta el último día estudiar para el examen. Te pasaba en la discoteca, que apurabas minutos antes de que se encendieran las luces para ir a por la persona que te gustaba. Te ocurre un mes antes de las vacaciones de verano que quieres quitarte los kilitos de más para lucir palmito.

Y, en el caso de las empresas, apuras hasta la fecha límite para presentar un proyecto, preparar esa reunión ante los socios en la que te la juegas o una propuesta a inversores para conseguir capital con el que expandirte.

Noches en vela finiquitando un trabajo que llevaba semanas o meses en tus manos.

De prisa, de prisa;

Vamos, vamos;

Vite, vite;

Come on, come on…

Y así andamos siempre.

Excepto cuando no tenemos tiempo, que vamos que volamos…

Entonces lo haces todo con prisas y a matacaballo.

En un visto y no visto se han acortado los plazos y te ves con el agua al cuello. Tienes más presión que los tornillos de un submarino.

Puede que el resultado sea pasable, incluso medianamente óptimo, pero..,

¿Podría haber estado mejor?

¿Te has dado cuenta que hay números que bailan?

¿Ves erratas en las páginas que son de traca?

¿El cliente te pide que hagas unos cambios de última hora?

En muchas empresas que estoy evaluando actualmente, apuran hasta el último momento para poner medidas ante situaciones que pueden hacer que su negocio se vaya al garete.

Empiezan a perder calidad o cumplir con los niveles esperados. Todo por esas malditas prisas y no organizarse bien.

¿Por qué han tardado tanto en implementar acciones?

Tempus fugit.

Como siempre digo: “Sin  prisa pero sin pausa”.

Negocios que están a contrarreloj para mejorar sus cifras.

Planificando de forma poco realista y no acometiendo en tiempo y forma.

¿Te sientes como un hámster en su rueda, corriendo sin llegar a ninguna parte?

Por ello, antes de que te pille el toro, debes ser consciente de lo que tienes actualmente.

Deja de segregar cortisol derivado de la ansiedad del «no me da la vida«.

Mejor júntate conmigo y mi equipo y evaluaremos tu empresa. Veremos los puntos fuertes y débiles, y nos centraremos en que el tiempo no pase de largo como si nada.

¿Por dónde empezar?

Escríbeme primero con tus necesidades sobre la situación en la que se encuentra tu empresa o tu departamento.

¿Después?

Tengo dos metodologías.

Con las consultorías de Discovery e ImpulCEO te voy a mostrar cómo SÍ es posible aumentar tu facturación y tus márgenes a la vez.

Cuando juntas alguien que quiere y aprende rápido, y una persona que te guía por los ‘atajos’ gracias a trabajar juntos mano a mano, pasan estas cosas.

Todos tenemos 24 horas al día, la diferencia está en cómo empleamos ese tiempo y hacer que la empresa realmente tenga buenos números no muriendo en el intento.

La pelota está en tu tejado. Ya sabes.

Si me escribes y lanzas el guante, lo recojo.

Mi correo es fácil: rodolfo@rodolfocarpintier.com

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