La red, es sus inicios, era cosa de muy pocos, tuve mi primer correo electrónico cuando apenas éramos 100.000 usuarios en todo el mundo. La inmensa mayoría por supuesto, eran americanos. Era un época en la que pertenecer a Internet era cosa de académicos, militares y geeks y todos estábamos dispuestos a ayudar al prójimo. Éramos pocos pero muy bien avenidos.
Con los años, Internet es hoy una red de casi 4.000 millones de usuarios y es difícil redescubrir aquel espíritu de ayuda inicial en el que todos se ayudaban. Ahora todo está mercantilizado y se trata de cobrar por todo.
Los viejos del lugar seguimos abiertos a ayudar a todos pero es menos habitual encontrar este espíritu en las nuevas generaciones. A pesar de ello, en España está amaneciendo una nueva ola de gente joven y con éxito que vuelven al inicio de la red y dan sin pedir nada a cambio.
Recientemente he tenido que verme con el fondo Samaipata liderado por José del Barrio y me he quedado gratamente impresionado por su blog en el que, semanalmente, proveen de manera abierta y gratuita sus experiencias. No tiene desperdicio y os lo aconsejo. Hablar con ellos siempre aporta valor, incluso cuando deciden no invertir en un proyecto las entrevistas con ellos han merecido la pena.
Pero es algo que también hacen gente como Carlos Blanco, en su blog, con interesantes informaciones sobre emprendedores y empresas de éxito, Iñaki Arrola desde el suyo que me imagino seguirá ahora que ha lanzado el K-Fund, en el que también participa Pablo Ventura que lanzó una interesante newsletter cuando estuvo en la Fundación Entrecanales.
También hay que mencionar el caso de Javier García que está detrás del éxito –del pensamiento que no económico- de Sintetia, la revista económica que analiza la nueva economía y profundiza en nuevas áreas de los modelos de negocio del Siglo XXI. O el académico Enrique Dans que siembra conocimiento desde su blog, que cuida a diario, con controversias de las más leídas de la red.
Me alegra que gente con éxito sepa que en Internet, antes de recibir hay que dar y que muchos lo han olvidado en su propio perjuicio. Los nuevos negocios tienen un porcentaje muy alto de fracasos y aquellos que han tenido éxito le “deben” algo al sector. He mencionado a los que sigo de manera regular, son una especie creciente y creo que nos beneficia a todos. Pido perdón a los que no he mencionado debido al espacio y el tiempo del que dispongo.
A mí muchos me echan en cara que doy demasiado de mis “conocimientos” de manera altruista. Siento que es mi obligación. Por supuesto que invierto mucho tiempo con empresas en las que participo en el capital pero, a lo largo de los años, he hecho muchos amigos en proyectos ajenos a los que he ayudado y me he alegrado de su éxito aunque no tuvieran nada que ver conmigo.
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