El lunes me llegó el siguiente correo: “Estimado Rodolfo, aunque con mucha antelación, me complace invitarte a la cena de Navidad de nuestra empresa que tendrá lugar en el sitio A, el día D, Hora H”.
Y así otros párrafos con detalles.
Me quedé sorprendido.
Seguro que muchos os preguntaréis qué tiene que ver lo que voy a hablar hoy o qué podría hacerte pensar.
Al final encontré toda su lógica. Pues allá que voy.
Según vi el email y el remitente, por supuesto lo abrí, tenía curiosidad por ver en qué consistía.
Estamos en mitad de octubre y ya alguien me estaba invitando a su cena de Navidad. Todavía no se han puesto las luces ni veo anuncios de turrones, pero como cada vez esto se adelanta más, dentro de poco me veo en bermudas, sombrero, Nivea y matasuegras con unas gafas de Feliz 2024.
Le respondí diciendo que aún no podía confirmarle, ya que aún quedaba mucho tiempo y no sabría dónde estaría por esas fechas. Aún así, me contestó que no habría problema, simplemente tendría que avisarle 7 días antes, pero él ya había reservado para casi el centenar de personas de su empresa.
Se me ocurrió preguntarle, ¿por qué de tanta antelación antes de Navidad?
Su respuesta era simple:
– Si apuramos a final de noviembre o diciembre para elegir o decidirnos nos quedamos sin sitio dónde cenar y todo está reservado.
– Si avisamos pronto, ya la gente puede apuntarlo en su agenda y no tendrá opción de excusa de que ya tiene alguna otra. Por supuesto, no es obligatoria y pagamos nosotros.
– Entre familia, amigos, empresa, grupo de padres del colegio, equipo de fútbol, vecinos, los parientes del pueblo y otros tantos grupos, a la gente se le acumula y al final tienen que elegir entre una y otra.
– La hacemos pronto en diciembre antes de que coincida con puentes o se vayan de vacaciones. La mayoría de empresas la suelen hacer días antes de Nochebuena y todo está hasta los topes, esto es más para una cosa nuestra y lo pasemos bien entre departamentos.
– Reservándolo pronto nos hacen un precio especial y nos sale más barato que si apuramos a cuando todo el mundo se pone las pilas para hacer la quedada.
Y así otro largo etcétera.
Pero bueno, no vengo a hacer que te entren los nervios por tu cena de Navidad, simplemente sacar el aprendizaje y cómo aplicarlo a tu empresa mejorará tus resultados y evitarás problemas futuros.
El valor de la anticipación, previsión y antelación.
Sin prisa pero sin pausa.
Dime si ves reflejada esa cena en alguno de estos puntos.
SE RUEGA CONFIRMACIÓN.
- Planificación estratégica: La anticipación de tendencias, cambios en el mercado y las necesidades de los clientes/proveedores/trabajadores puede ayudar a evitar sorpresas desagradables y a tomar decisiones más informadas. Al hacerlo con tiempo, podemos evaluar el mejor restaurante o que nos ofrezca mejor calidad que si lo hacemos con poco margen de fechas antes de Navidad.
- Gestión de recursos: Administrar mejor nuestros recursos, desde el presupuesto hasta la disponibilidad de nuestro personal. Con los números que tenemos podremos ofrecer a nuestros empleados e inversores una cena mucho más de gala que una batalla de fritanga.
- Resiliencia empresarial: Adaptarte a los posibles contratiempos con suficiente tiempo de margen o cambios inesperados hará que cuando llegue la fecha no estemos con el agua al cuello o, si hay más trabajo, tengamos que dejar la cena en un segundo plano.
- Cultura empresarial: En las empresas, una cultura festiva y de pertenencia promueve la colaboración, lo que mejorará significativamente la moral y la productividad de los empleados y tu equipo. Además, aunque en muchos casos se conocen, se pondrá cara o habrá un ambiente más distendido para que se conozcan entre departamentos.
- Mayor calidad: Al ir un paso adelante, podemos elegir la mejor opción, ofrecer soluciones más efectivas y servicios de calidad por el mismo precio y sin estrés.
- Reducción de riesgos: La planificación anticipada nos permite identificar y mitigar conflictos potenciales o, en este caso, quedarnos cenando gambas en nuestra casa.
- Poder de negociación: Al no ir con prisas y aún con margen de tiempo, puedes buscar, analizar y ver diferentes presupuestos y elegir el más apropiado.
Ahora cambia la cena por cualquier otro caso dentro de tu empresa. Verás que todo tiene que ver.
Si planificas o te antepones a lo que está por llegar, ya tendrás mucho ganado.
Lo mismo pasa con las compañías, que ya hasta que no tienen el problema cerca no se ponen las pilas.
Hoy sólo piensa en esto:
1. ¿Sabes cuando tienes que hacer algo y lo sabes?
2. ¿Sabes cuando tienes que hacer algo, lo sabes y lo vas dejando pasar?
3. ¿Sabes cuando tienes que hacer algo, lo sabes, lo vas dejando pasar y sabes que dejarlo pasar es un error?
4. ¿Sabes cuando tienes que hacer algo, lo sabes, lo vas dejando pasar, sabes que dejarlo pasar es un error y que tarde o temprano te vas a arrepentir?
Entonces…
¿por qué no lo haces?
Hasta que llegue Diciembre y las Navidades, sígueme leyendo a ver qué sorpresas me pasan esta semana y pueda ver qué lección sacar que sea interesante.
Y si te ha gustado, comparte este email con la gente o ese grupo de whatsapp con el que todos los años os juntáis.
Te lo agradecerán.
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