Están siendo semanas de ajetreo de quedadas y cenas navideñas. Sin embargo, para un par de amigos, estas semanas son cruciales para el devenir de su empresa y su economía.
No han podido venir y es comprensible.
De sol a sol y día tras día, han tenido que estar en el campo dirigiendo la recogida de aceituna.
Para los menos entendidos, ésta es la época de recolección de los frutos que tanto tiempo estaban esperando.
Un campo de olivos cubierto con tesoro en las ramas.
Y no lo digo sólo por el precio disparado del aceite.
Porque sí, llamar ‘oro líquido‘ al aceite ha dejado de ser una metáfora hortera para ser realidad.
Se juegan meses de arduo trabajo en la recolección de aceituna en pocas semanas.
Esfuerzo para obtener recompensa.
Llega fin de año también para las compañías y es hora de hacer balance. Un escenario que me ha recordado a lo que vivimos muchos empresarios.
Cada paso, cada sacudida del árbol, es un recordatorio de la dedicación que se requiere para sacar a flote el negocio.
Los olivos, al igual que tu empresa, son todo un desafío.
Necesitan nutrirse con un cuidado constante para recoger al final los frutos. Toneladas en camiones llenos directos a la almazara.
Pero luego también importará la calidad,
No todo acabará siendo un virgen extra.
Y si no se recoge ahora, toda una cosecha perdida.
Si durante meses caen chuzos de punta o una sequía del copón sin gota de agua, cosecha perdida.
Si no tengo trabajadores para esas fechas o luego me compran los kilos de aceituna a precio de saldo, cosecha perdida.
Hay cosas que están dispuestas al azar, pero las que podemos controlar, en ésas debemos enfocarnos.
Las hojas o tallos que nos distraen, son peso muerto de lo realmente importante de nuestra empresa y hay que eliminarlos lo antes posible.
Buscamos realmente los frutos y su valor.
A veces nos centramos en poner bonita una presentación o maquillar una oferta cuando lo que importan son las cifras de negocio y su beneficio.
Tú también, aunque a veces no caigas en ello, eres agricultor en tu compañía.
En la recogida de aceituna, aunque alguna se nos caiga por el camino, cada oliva cuenta, al igual que cada cliente satisfecho o cada trabajador comprometido.
Hay muchas variedades y no todas sirven para lo mismo.
Habrá trabajadores y clientes virgen extra 100% zumo de aceituna.
Ya sea trabajadores de primer nivel o clientes (varios) en los que hay que centrarse que son más del 70% de la facturación.
Los hay que hacen equipo como las aceitunas de mesa.
Currantes natos que no son directivos pero que sin ellos muchos departamentos no funcionarían o clientes que son un complemento de las cifras anuales.
Otros que incluso creas que no sirven, como el orujo para biomasa o el hueso de aceituna, al final acaban siendo mejor que el pellet.
Son los menos interesantes aunque sirven de extra y como dice la expresión: “menos da una piedra”.
A mis amigos les veré la próxima semana y espero que a ti también leyéndome de lunes a viernes.
Mientras, ponte a trabajar como ellos, que queda mucho por hacer.
No escribo más por hoy que me voy por los cerros de Úbeda.
Una magnífica tierra bañada por un mar de olivos.
Recuerda que, al igual que los agricultores se esmeran para cosechar la riqueza de la tierra, tú debes hacer lo mismo con tu empresa.
Y si quieres dar más valor a tus productos o tus servicios, escríbeme para hacer de tu empresa algo gourmet.
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