Hace años, cuando el todopoderoso Larry Ellison, fundador y CEO entonces de ORACLE pasaba por Madrid, su presidente para España, Jorge Edelmann, un buen amigo, me invitaba a cenar con él y un restringido grupo de altos ejecutivos españoles de empresas del IBEX que eran clientes importante de su empresa. Me solía sentar a su vera para que Larry tuviera alguien con quien hablar en inglés durante la cena y mientras, él se dedicaba a sus clientes.
Recuerdo que su última visita a Madrid la cena fue en el Hotel Ritz. Entonces estaba de moda MySql como nueva Base Datos que competía en el segmento bajo de ORACLE. Se me ocurrió hacerle la pregunta “Larry, what do you think of MySQL? Me miró con socarronería y me dijo “nice guys, when they are worth one billion I’ll buy them”. Cosa que hizo años después.
Los mil millonarios son otra cosa. Me imagino que Amancio Ortega, a pesar de todo su patrimonio y de que su empresa cotice, como ORACLE, en Bolsa, sigue considerándola como suya y se preocupa, ya no del día a día, pero sí de su dirección estratégica y de la visión a largo plazo. Como Larry, ambos han dejado en manos de muy buenos ejecutivos la gestión diaria pero siguen siendo el mayor accionista y considerando que “nadie se puede meter con su niño”.
Este debe ser el primer siglo de la historia de la humanidad en el que los ricos trabajan más que los pobres.
Ésta es una reflexión que me hago con frecuencia. Larry Ellison, Bill Gates o Eric Schmidt son hoy, además de grandes trabajadores, prohombres del entramado político americano y tienen mucho peso en las grandes decisiones que pueden afectar su negocio o la competitividad tecnológica del país.
Curiosamente, en Europa no existe una élite tecnológica que pueda competir con la americana y las grandes fortunas se comportan de manera mucho menos activa que al otro lado del charco. ¿Os imagináis a Amancio Ortega dándole consejos a Rajoy, a Pedro Sánchez o a Pablo Iglesias y Albert Ribera? Es algo que sus homólogos en USA hacen con asiduidad.
La industria tecnológica europea, quizás con la excepción de SAP en Alemania, no ha conseguido nunca tener el peso global de las grandes empresas americanas que son las que nos marcan el ritmo, nos inventan el futuro y, en general, nos hacen bailar al son de sus desarrollos. En realidad, SAP es lo que es porque supo llevar la batalla a EE.UU. y ser, también allí un peso pesado.
Por muchos esfuerzos que la Unión Europea ha hecho para ayudar en la construcción de una industria del software que pueda competir con la americana, seguimos sin grandes campeones en esa tecnología y sin embargo, en otros ámbitos, si lo conseguimos. Inditex o IKEA son buena muestra de ello.
La postura de Larry, sabiendo que si algo destaca puede comprarlo, es una tranquilidad que no tenemos los europeos.
En otro orden de cosas, os recomiendo que estéis al día con La Singularidad en donde, de nuevo, los americanos con Singularity University, están atrayendo a lo mejor del mundo para que les ayuden a difundir el fenómeno que mejor ha descrito Ray Kurzweil en su ya famosísimo libro “The Singularity is near”. No hemos visto nada todavía.
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