Pasamos el ecuador del verano. Volvemos de la playa y las vacaciones. Comenzamos a pensar lo que nos vendrá en Septiembre.
Mientras tanto, toca disfrutar de las fiestas de los pueblos.
Tanto si tienes pueblo o no, seguro que conoces a más de uno que se ha escapado de verbena.
Calles vacías en invierno que ebullen estos días.
Fiestas que hacen vibrar a locales y visitantes.
La plaza se llena de risas,
Vuelves a ver a viejos amigos y familiares,
Olor a vino y demás fermentadas,
La charanga añade su toque festivo.
Buscas las camisetas de la peña a la que perteneces desde pequeño.
La orquesta toca pasodobles, remembers de operación triunfo, clásicos del rock, versiones actuales y reggeaton.
Hasta aquí, tu cabeza ya te está teletransportando, recuerdas lo bien que lo pasas de año en año.
El pasado fin de semana estuve en una de ellas. Mejor no me lo pude pasar.
Y para hoy, no quise dejar pasar la oportunidad de contarte algo que me dio que pensar.
Mientras veía el espectáculo vaso en mano, me fijaba en la cara de felicidad de la gente a mí alrededor.
Cómo la orquesta iba adaptando la música y espectáculo a medida que pasaba la noche.
También pensaba para mis adentros el negocio o planes que tendrían los miembros de la orquesta para el resto del año.
Hacía números y analizaba cuántos conciertos tendrían que hacer a lo largo de estos meses de verano para que les saliera rentable.
No sólo están los cantantes, músicos, técnicos de sonido, montadores…
Hay familias enteras que comen gracias a recorrerse toda España estas semanas.
Cada uno contribuye con su talento para crear una experiencia inolvidable.
¿Y si uno falla? ¿Si se pone malo? El esfuerzo del día a día de viajar, estar 6 horas sobre un escenario, dormir un poco y vuelta a empezar.
¡No es muy diferente a dirigir una empresa y todo un equipo!
Y los números tienen que cuadrar para que el plan salga adelante.
Los diferentes departamentos son como la orquesta, cada uno con su especialidad y contribución.
La clave es que no sólo dure unos meses.
¿Qué tal si tomas un momento para reflexionar y trazar un plan para tu empresa?
No cantaremos el “Paquito chocolatero” ni otros éxitos del verano, pero los alicientes de pasar un día conmigo y mi equipo harán que encuentres un auténtico valor añadido.
Si quieres que tu empresa brille como las luces de feria y llevar tu compañía hacia un nuevo nivel, ¡Escríbeme y analizaremos cómo colaborar juntos!
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Tal vez te dé fuerzas.
Tal vez te las quite.
Tal vez te haga actuar.
O todas juntas.
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