Queda poco más de una semana. ¿Para qué? ¿Algún evento especial? ¿Un concierto de mi grupo favorito? ¿Una feria del estilo Fitur o Madrid Fusion? Pues no. Algo más banal. En unos días llegan los Carnavales.
Ahora te preguntarás, qué tiene que ver esto con la empresa o los negocios.
Pues todo y nada.
Ayer me crucé por la calle con un vecino que venía la mar de contento con un par de bolsas.
Así, tras saludarle levantando la mano y sin preguntarle, me indicó todo lo que había comprado para su gran fiesta en el pueblo.
Sonrisa y educación ante todo.
Entre el ruido del envoltorio transparente del chino, me iba enseñando todo tipo de abalorios.
Un par de disfraces de indios, un arco con flechas, unas hachas de goma, unos collares al estilo toro sentado y unas plumas de caballo loco.
Creo que es del Real Madrid, así que después puede revenderlo a cualquier indio del Atlético.
Hasta aquí todo correcto. Alguien feliz y exultante con sus bolsas.
Empaticé con él.
El problema viene después.
Ya volviendo a casa y hablando con otro vecino, me contó que esa persona lo estaba pasando fatal.
No es plan de ir llorando por las esquinas pero… Tenía unas deudas y unos números que no cuadraban y hacían tambalear su empresa desde hace un par de años.
Que su departamento de contabilidad había maquillado los números y, claro, ahora ya no encajaban.
Algunos departamentos habían disfrazado los balances.
Pintaban sus datos acicalándolos para los carnavales de Venecia.
También enmascararon la devolución de varios préstamos, que habían perdido un par de clientes o algunos presupuestos se quedaron cortos al ejecutar los proyectos.
De cara a inversores o proveedores parecía que todo iba sobre ruedas, cuando la realidad es que en lugar de dirigir una carroza en los carnavales de Cádiz, Santa Cruz de Tenerife o Río de Janeiro.
Su negocio debería estar en marzo de penitencia en Semana Santa.
Una vez pasen los días de jolgorio y divertimento, llegará la cruda realidad.
La pregunta es, ¿qué ocurrirá después de Carnavales?
Muchos directivos no quieren escuchar la verdad.
La verdad es incómoda, irritante y aceleradora de pulsos. Prefieren seguir viviendo en su fiesta de mundo de colores.
En una atmósfera efervescente.
Han estado tomando malas decisiones. Llevan tiempo equivocándose. Quizás años perdidos.
Mi trabajo no es inventar nuevas fórmulas sino convertirme en solución. Detectar lo que ya funciona en las empresas reales del siglo XXI.
Sin disfraces, máscaras ni caretas.
Crear un nuevo escenario enriquecedor donde no sea un desfile de buenas caras.
Sino de poner las cartas sobre la mesa y sacar tu empresa adelante.
“Que mis enemigos sean poderosos, para que no me sienta mal cuando los derrote” – Proverbio Sioux
Hoy te voy a pedir lo siguiente.
Creo que puedo ayudar a esa persona a la que, a lo mejor, yo no puedo llegar, pero tú sí.
Si crees que hay algún conocido que está haciendo el indio (como el disfraz del vecino) o empresa que necesita mi ayuda… y no sabe aún cómo… comparte este artículo y le estarás haciendo un favor.
*Es fundamental quitarse la vergüenza y poder «abrir» tu empresa a un tercero.
“No vayas detrás de mí, tal vez no sepa liderar. No vayas delante, tal vez no quiera seguirte. Ven a mi lado para poder caminar juntos” – Proverbio Ute
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