Te cuento la anécdota de ayer, tras una reunión con un cliente.
Le pregunto antes de montarnos en el coche.
¿Te sigo o me sigues?
No estábamos hablando de ninguna red social ni darnos coranzocitos o likes en publicaciones.
No va de eso.
Habíamos quedado en ir a un restaurante que él conocía pero que no se acordaba el nombre.
Le dije que al menos me diera la dirección o zona exacta, pero tampoco se la sabía.
Así que allí estaba con cara de ir a un sitio que no tenía idea dónde era.
No importa. Su coche rojo metalizado me guiaría y, como me estará leyendo, seguro que ahora se estará riendo.
No tiene un Ferrari ni iba a correr por la Castellana, por lo que me abroché el cinturón y listo a chupar rueda a ver dónde íbamos.
Le seguiré, confiando que se sepa la ruta.
Fueron 25 minutos de tensión.
Estarás pensando que en un semáforo le perdí la pista.
Que tuve que hacer un paso de cebra de colegio y no volver a verle en la curva.
Que se me colaron coches adelantando en el callejero madrileño.
Cogí una salida distinta.
Que se me pinchó una rueda.
O que tardé en aparcar dando vueltas.
Nada de eso.
Llegué a la vez, 15 segundos después, besándole la matrícula.
Pero todas las situaciones en esos 25 minutos al volante me hizo reflexionar sobre…
LA INCERTIDUMBRE
Me vinieron a la mente varias situaciones en un símil con la empresa que pueden pasarte a ti también:
- Tratar de llegar solo a tu destino,
- Seguir a alguien que parece que sabe la estrategia correcta, pero se está equivocando,
- Confiar en una metodología anticuada sin rumbo,
- No tener un copiloto, navegador o equipo que esté cuando lo necesites,
- Perseguir a posibles clientes pero nunca les coges,
- Miedo a no saber hacia dónde te encaminas o lo que tendrás que afrontar la próxima semana,
- El laberinto que pueden ser los números o finanzas que surgen en tu negocio,
No todo es un camino de rosas para conseguir ventas.
En los negocios, igual que la carretera, hay quienes persiguen y quienes son seguidos.
¿Qué sucede cuando no tienes un guía?
Es aquí donde entran en juego la adaptabilidad y la iniciativa.
Las empresas que tienen éxito son aquellas que saben cuándo seguir a la competencia y cuándo trazar su propio camino.
No se trata sólo de seguir tendencias, sino de crear las tuyas propias, de tomar decisiones audaces y de asumir la responsabilidad.
Te invito a reflexionar sobre tu propio camino.
¿Persigues o te siguen?
La respuesta puede marcar la diferencia entre quedarte atrás o liderar tu empresa del siglo XXI.
Para los que no están seguros de si están yendo en la dirección correcta.
O si sus ventas han dado un frenazo.
Les propongo siempre hacer un día de ImpulCEO conmigo y mi equipo.
Conseguirán sacar adelante su empresa con otro punto de vista.
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