¿Te gusta conducir? Hoy no vengo a hablarte del slogan de BMW o promocionarte un curso del RACE. Es algo más simbólico que una mano al viento por la ventanilla.
Ayer me pasaron tres cosas curiosas conduciendo.
Que luego lo vi reflejado trasladándolo al mundo empresarial.
A la ida, se me cruzó un coche de autoescuela. Lento y con calma, con el instructor vigilanti a que todo fuera como la seda. Con mil ojos aprendiendo y estando pendiente a cada lado. Con los nervios palpables. Cada giro era un desafío, cada freno una lección.
¿Recuerdas aquellos momentos sacándote el carnet?
A mitad del día, con una maniobra poco recomendable, una Berlingo venía directa hacia mí como si fuera a embestirme. Tuve que pitar como si no hubiera un mañana. Pasó de largo, pero con el rabillo del ojo se podía ver que era de una empresa de reparto.
Y ya a la vuelta a casa, estaba torciendo mi calle cuando, un hombre de mi edad o algunos años menos, conducía con la tranquilidad y parsimonia que le dan sus buenos años de conductor. Sin prisa, se detuvo en el paso de cebra a que cruzara una pareja, después a un coche que salía del garaje, y todo de una manera serena a sabiendas que estaba todo bajo control.
¿Ves el paralelismo del «Te gusta conducir» con tu empresa?
Al igual que aprendimos a conducir, también aprendemos a manejar y a liderar a nuestro equipo.
Por un lado, al principio, buscas gente joven. Vivaces, se comen el mundo. Les enseñas a tu manera y absorben tus ideas. No tienen vértigo/miedo de meterse en una carretera en la que no tienen experiencia, con una osadía de quien cree que tiene el volante en sus manos.
A medida que empezabas a conducir frecuentemente, ganábamos confianza y experiencia. Nada de teoría. Todo práctica. Con el tiempo, nuestras habilidades mejoraron. Lo que antes nos parecía difícil, se convirtió en algo natural. Aparcar o los semáforos dejaron de ser obstáculos para convertirse en oportunidades de destreza. Te anticipas a las curvas y ajustas la velocidad de manera intuitiva.
No es que seas Fernando Alonso o te falte un tornillo, pero te conviertes en un maestro de la carretera.
Y luego están los “maduritos”. A los que muchos tildan que su tiempo se acabó como el de los dinosaurios. Ya han visto de todo y están curados de espanto. Lo mismo dijeron de Carlos Sainz y ganó el último Dakar.
Un conductor experto inspira seguridad en la carretera, un líder experto inspira confianza en la empresa.
Una combinación de todos ellos que, manejada de forma inteligente, genera situaciones realmente positivas en tu compañía.
Nuestro viaje no se trata sólo de llegar a un destino, sino de cómo llegamos allí y de quiénes nos rodeamos.
Para tener un buen equipo, no todos pueden ser gallos de corral en una escudería.
Necesitas de todo tipo de perfiles.
Que tengas un buen segundo trimestre dependerá de si haces mejores estrategias y aceleras sin seguir inercias…
Recuerdas cómo empezaste y reconoces lo lejos que has llegado.
Pero si, aunque te gusta conducir, te has quedado en un stop o tus ventas han dado un frenazo.
Puedes tenerme de copiloto y avanzar juntos.
No prometo poner tu empresa de 0 a 100 en 3 segundos, pero pasarás una ITV que hará que tú, tu departamento y tu negocio esté en la mente de tus clientes.
PD: no soy una autoescuela, pero con mis consultorías de Discovery e ImpulCEO, es como si te sacaras a la vez el carnet de coche, ambulancia, bus, camión y de barco si hace falta.
Si quieres saber más…
Y si la respuesta es sí…
Deja tu comentario o escríbeme a rodolfo@rodolfocarpintier.com y lo vemos juntos.
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