Lo hemos experimentado en la catástrofe de Valencia. La logística se ha venido abajo, falta de todo y es difícil hacer llegar la ayuda a quienes más lo necesitan.
Los protocolos que se aplican de manera habitual no funcionan cuando las circunstancias cambian.
El empresario José Elías, estuvo tratando de obtener permiso para volar con su helicóptero a las zonas más afectadas y llevar ayuda y no consiguió localizar a nadie durante todo un día.
Miles de voluntarios desplazados para ayudar, han visto sus ganas retrasadas por la incapacidad de llegar a las zonas afectadas.
Poco a poco lo han ido consiguiendo… Dios les bendiga.
En el caos de una catástrofe las líneas de mando se borran, los expertos se distribuyen como pueden y se tarda tiempo en conseguir coordinar todo.
Para reflexionar.
¿Puede suceder en la empresa?
Puede.
Desgraciadamente, ocurre.
Por eso es tan importante tener bien estudiados todos los suministros clave que necesitamos para operar a diario.
En logística tenemos que prepararnos para lo impensable.
Sí, ya sé, en el caso de una catástrofe como la de Valencia, nadie podría haberlo previsto en una empresa.
¿O sí?
En realidad, nunca se puede tener todo previsto, pero hay que intentar tener un plan B para cualquier eventualidad.
Me maravilla, en cada catástrofe, el despliegue de la ONG World Central Kitchen de José Andrés.
Llega antes que la mayoría, y es eficiente desde el primer momento.
Siempre que puedo contribuyo a donde le veo actuar.
Desde un punto de vista logístico es un caso excelente, de solución de problemas con el mínimo esfuerzo.
Todo lo tienen estudiado, han estado en centenares de catástrofes y saben qué es lo que hace falta primero.
Comer y beber.
Se ponen a ello nada más llegar y han hecho un estudio previo del terreno y su entorno.
Las empresas, sobre todo industriales, tienen la necesidad en logística de tener planes B para cualquier catástrofe.
No os quiero asustar.
Quiero que tengáis previsto vuestro plan B.
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