¿Cuántas veces te has frustrado al intentar entender un manual interminable o al navegar por una web llena de opciones confusas?
Hacerlo sencillo no es sólo una cortesía para el cliente, es un arte que requiere esfuerzo y dedicación…
La sencillez es algo muy complejo.
Si quieres hacerlo sencillo te lo tienes que currar bien.
No vale confundir al cliente, ni darle muchas opciones en las que no entiende la diferencia, con una narrativa compleja que requiere varias lecturas para intentar entenderla.
Manuales de cientos de páginas.
Sí, aunque ya los tengas en una App magnífica, haz siempre un documento sencillo con las 10 cosas más comunes que le pueda pasar a tu cliente.
La regla del 20-80 (Paretto dixit) ¡hazlo sencillo!
Un cliente se encontrará, casi siempre, con ese 20% que refleja el 80% de los problemas que se encuentra en su día a día.
¡Hazlo fácil!
Que un experto en interfaz de usuario lo estudie en profundidad.
¿Cómo consigo que, con un documento sencillo de entender, la mayoría de las dudas de mis clientes estén resueltas?
- Sí, como lo hace IKEA.
Pues no, más sencillo todavía, que yo me lío con los paquetes de IKEA.
Un tema recurrente son los manuales de los coches modernos, cada día tienen más páginas y son menos legibles.
Docenas de indicadores que no sabemos qué significan y que nos lleva 20 minutos cada uno, para identificarlos en los manuales que vienen con el coche.
Bendita Inteligencia Artificial.
Oye, Siri, me ha salido en pantalla un muñequito torcido hacia la derecha que no sé qué significa.
- Pues está claro, has bebido demasiado y debes aparcar el coche y coger un taxi…
Vaya, no sé si eso es lo que quiero.
En cualquier caso, la sencillez en la comprensión de cómo funciona lo que acabas de comprar es una buena parte de la satisfacción de la compra.
Claro que hay ingenieros que no lo necesitan. Es más, cuanto más complejo sea el manual, mejor pueden lucirse frente a la pareja o amigos.
Estoy seguro de que uno de los usos importantes de la IA, va a ser explicar al cliente lo que ha comprado y cómo usarlo bien.
Empezad a usarlo vosotros en vuestras empresas.
Los clientes os lo agradecerán y, ¿quién sabe? Puede ser tu ventaja competitiva inesperada.
En mi caso seguro.
¡Soy un manazas!
Hacer las cosas sencillas para tus clientes no sólo les ahorra tiempo y frustración, sino que también puede ser lo que te distinga de la competencia.
Hazlo sencillo, hazlo bien, y observa cómo tu empresa se convierte en un referente de satisfacción y lealtad.
Y sí, la diferenciación es la clave, recuerda invertir en tu empresa en calidad, prestigio y valor añadido a tu producto o servicio.
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