Esta semana empezamos con la noticia de la renuncia de Biden.
Efectivamente, el hombre ya no está muchos trotes, y su cabeza hay veces que no le da para más.
En ocasiones, cuando voy a eventos, conferencias o doy clases, la gente se sorprende al verme. Los que no me conocen aún, se acobardan y me miran fijamente.
Pensarán que debo estar en casa haciendo ganchillo o estar mirando las obras de brazos cruzados.
Para ahorrarles el mal trago, les digo mi edad y mis años de experiencia.
“Tengo 79 años y las mismas ganas de levantarme por las mañanas como cuando era joven”.
Generalmente, en lugar de hacer un speech hablando sólo o hacer la típica presentación de power point, me gusta interactuar.
Dejo que la gente me pregunte lo que quiera. Si me sé la respuesta se la digo. Si no la sé, no se la doy o la busco posteriormente para comentarla en privado.
Seguramente el presidente de los EE.UU. tenía una cabeza bien amueblada en sus años mozos, pero ahora, por muy inteligente que hubiera sido, ya no le da para más con sus lapsus. Y menos para una de las grandes potencias.
Estoy entre uno y otro en la lucha de poder con esa diferencia de 3 años:
- Joe Biden > 81
- Donald Trump > 78
Sin embargo, esto no quiere decir que se le excluya por la edad, sino más bien por sus capacidades a la hora de resolver problemas o tener un poco de lucidez.
Empezando por mí, y siguiendo por muchos directivos que conozco, la edad no es un problema.
Dice la gente de pocas luces, que llegando a los 50-55 te aferres a la poltrona en el trabajo, que ya no es edad de emprender, la juventud y el divino tesoro ya son cosa del pasado, que es mejor no arriesgar, que ya los años de trabajar de sol a sol y con la tensión de la oficina pasaron de largo.
Pues tengo que decirles que NO lo pienso.
La edad de jubilación está por los 67 años. Así que te queda un montón por “disfrutar”.
Muchos calculan los años que les quedan hasta cotizar y tirarse a la bartola. Menudo sufrimiento vivir así año tras año. La gente que sólo está pensando en jubilarse mejor lejos de mi vida.
Es preferible trabajar en algo que te guste y apasione.
Y que te haga levantarte por las mañanas sin cara vinagre.
Tengo dos artículos que te harán pensar:
Muchas veces, cuando analizo las compañías, siempre les digo que incorporen perfiles junior «tutelados» por los perfiles senior. Así das responsabilidad a unos y formación a otros.
Su actitud paciente y su capacidad para mentorizar a los miembros más jóvenes del equipo crea un mejor ambiente.
La experiencia es un grado. Y eso se adquiere con los años.
Por eso, quiero resaltar cómo la diversidad de edades o nacionalidades enriquece la cultura organizacional.
La combinación de ideas frescas y energía juvenil con la experiencia y serenidad de los mayores es un win-win.
Dependerá de tu empresa y de la gente que te rodees, pero si fuera tú, ya lo decía Roosevelt:
“No soy el hombre más inteligente del mundo, pero seguro que puedo elegir colegas inteligentes”.
PD1: ¿Qué tienen en común Van Gogh, Holyfield o Trump?
PD2: Ellos no tienen como yo las dos orejas para escucharte y atender tus preguntas.
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