Últimamente cuando escucho las palabras consejo asesor, analista o consultor, se me pone cara de estar chupando un limón.
No es que me parezca al Fary, pero después de estar oyendo esta semana todo lo relacionado con el caso Ábalos y su consejo de asesores o expertos, me echo a temblar.
Lo mismo me pasa cuando hablo con emprendedores o CEOs y me cuentan cómo es su Consejo o Junta Directiva.
Rodearte de gente buena o un equipo capacitado está al alcance de tu mano o de tu billetera.
Tener un consejo coherente que te ayude a crecer ya es caso aparte.
Tú, como CEO debes saber en qué centrarte más ¿Financiero, técnico, visionario?
En ocasiones, buscas simplemente inversores que pongan pasta para seguir expandiéndote. En otras, socios con contactos que te ayuden a crear alianzas. La mayoría de veces, una mezcla de ambas, alguien que conoce a menganito y ése conoce a fulano, con el cual hacer una colaboración entre empresas a cambio de participaciones.
De pronto, te ves con una ristra de personas que poco o nada tienen que ver con tu empresa.
No conocen los entresijos de tu compañía, saben de números pero no de los interrogantes de tu modelo de negocio.
Ellos trabajan para su empresa y, de vez en cuando, te ayudan a plasmar las cifras, enfocarte en alguna área de tu negocio o ponerte en contacto con alguien que puede echarte una mano.
En las empresas de tecnología que suelo ver, su potencial de crecimiento es enorme y no hay tiempo que perder.
En lugar de rodearte del primero que pasa por la esquina o del amigo de tu padre que una vez hizo algo parecido, es preferible juntarte con personas con experiencia previa y que te aporten diferentes perspectivas.
Al principio, te das con un canto en los dientes incorporando a alguien de cierto bagaje a tu consejo de asesores o Junta directiva, pero tómalo con una visión más amplia y conoce los beneficios y las mejores prácticas para seleccionarle.
Porque si no, puede ser una tortura.
Algunos te llaman todas las semanas para saber hasta el punto y coma de lo que estás haciendo, generando una ansiedad innecesaria.
Muchos sólo hablan de dinero y retorno de la inversión inmediata, sin darte un mínimo plazo de resultados futuros.
Otros pasan y no les ves en todo el año, a lo sumo en la Junta General si cuadra con su agenda.
A mitad de camino están los que se involucran un poco y sueltan la primera perla que han leído como tendencia. Ideas complejas y abstractas sin pies ni cabeza o sin nadie técnico que pueda llevarlo a cabo. Si ya lo has visto anunciado, entonces es que llegas tarde.
Y los mejores, y de los que hay menos, los que son curiosos y se implican, pero comprenden que tú tienes que llevar las riendas.
- Te aconsejan sin imponer.
- Te recomiendan con ejemplos.
- Te orientan para que si a la empresa le va bien, a ellos les vaya mejor.
- Te presentan a las personas idóneas que sí pueden acompañarte a expandirte.
En lugar de aprender a fuerza de equivocarte (muchas veces conveniente, porque de un error se aprende incluso más, mientras que no pierdas millones por el camino), puedes aprovechar la experiencia de otros que ya han pasado por esa situación.
En tu día a día, hay muchas veces que te concentras en detalles que no son tan importantes, trabajos de menor valor añadido o acciones que se pueden automatizar. Pierdes la noción del conjunto, de hacia dónde vas, qué necesitas y qué oportunidades hay.
Un buen consejo asesor podrá tener una visión externa más completa.
Mis recomendaciones para tener un buen Consejo asesor
Haz un ejercicio de autoanálisis para saber cuáles son tus puntos débiles o las áreas importantes para el desarrollo de tu empresa.
Con las ideas claras, busca aquellas personas de referencia en sus respectivos campos que puedan compensar aquello que tú o tu equipo no tenéis.
Uno de los errores más comunes es buscar asesores en tu red de contactos. Muchas empresas tienen una junta de asesores que parece más un grupo de amigos o fans, y que en realidad poco aporta.
Acude a ferias o eventos de tu mismo sector y hazte visible. Enseña tus cartas y haz que quieran conocerte más.
Escucha a familiares y amigos, conoce su opinión. Si ponen “Money, Money” entonces la idea o negocio les gusta. En otros casos, simplemente te dicen palabras bonitas pero no dan el paso de confiar en tu empresa.
De nada te servirá tener un grupo de gente que te diga que sí a todo sin mirada crítica, objetiva y constructiva.
A ser posible, un grupo reducido de profesionales, no más de 5 personas. Si son demasiados es posible que surjan conflictos internos o que te sea más complicado llegar a acuerdos con todos a la vez.
A medida que tu negocio se desarrolle, tus necesidades van cambiando y, en función de ello, tendrás que hacer cambios en tu consejo asesor.
Sé que es difícil, en lugar de ir de “abajo a arriba” en la pirámide empresarial, busca la persona ideal a la que presentarle tu empresa. Existen listas o BBDD de personas concretas decisoras de inversiones o business angels, sin que tengas que perder mucho tiempo por el camino y sin estar quemando caja.
Entre los que ya tienes, lo mínimo que puedes hacer es demostrarles que valoras sus consejos y su tiempo. Siempre es bueno que tú también seas proactivo y les informes aunque no te pregunten.
Cada situación y empresa es un mundo.
Yo, sobre todo, lo que más recomiendo, es tener estas tres vías antes de asomar tu cabeza en la búsqueda de inversores o meter a alguien en tu Junta Directiva:
- Presenta algunas ventas, aunque sea sólo una cifra que te parezca ridícula, pero ya habrá alguien pagando por ello.
- Ten un buen equipo. Que englobe varias áreas (técnicas, financieras, y comerciales).
- Ten un proyecto escalable. Se busca su expansión y ganar dinero, no sólo apoyar un “hobbie” o un negocio local.
Al principio, no te van a llegar socios e inversores a raudales. Tampoco van a pagar por ver tus números como hace Dan Siroker, fundador de Rewind AI, que cobra 100$ a los inversores por reunirse con él.
¡Toma ya!
Y tú, ¿de quién prefieres rodearte?
¿Qué buscas y qué le pides a tu consejo asesor?
Si crees que hay algo que puedes mejorar, aquí tienes una estrategia que funciona.
Y, para ello, te presento mis dos tipos de sesiones:
No importa el tipo de producto o servicio que vendas. Dirigidos a ganadores que no se conforman con las migajas.
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