Reinventarse puede ser un buen negocio

¿Se puede uno reinventar? Digamos que se puede intentar. De eso va el ir al psicólogo, ¿No? Pero, y la empresa ¿Puede reinventarse?

En este correo quiero insistir sobre el tema de la evolución de la empresa familiar. 

Ya hablé anteriormente de lo que había hecho el vástago de la empresa italiana de porcelana.

Hoy os quiero contar algo más sobre la reinvención de una pequeña fábrica de marcos para cuadros que describí -inventé- en mi libro “Internet puede salvar tu empresa”. 

Se trataba de mostrar que cualquier empresa por poco sexy que sean sus productos puede reinventarse.

¿Habrá algo menos sexy que una fábrica de marcos para cuadros en Cuenca?

Describí como una empresa familiar que da entrada a una segunda generación, mejor preparada, aunque con carencias propias de la inexperiencia, se replantea su negocio.

Se fija Alemania como un país al que exportar y cambia la totalidad de su comunicación online para adaptarse a ello.

Internet son historias.” Esther Dyson dixit (La mujer más influyente del mundo tecnológico).

Así que me inventé una historia, descrita a través de vídeo-entrevistas con los clientes de sus clientes -es decir, los compradores de sus marcos en las tiendas que eran sus principales clientes- explicada a través de una Web en varios idiomas, muy orientada al mercado alemán y con alto grado de interactividad.

El primer problema a resolver era el coste de los envíos a Alemania, para ello se les ocurrió investigar empresas alemanas en España y hablar con aquellas que parecían más habituales usuarias de transporte desde Alemania.

Encontramos una empresa que enviaba de vuelta a Alemania 7 camiones al mes, vacíos. 

Fue fácil negociar con ellos unos precios muy competitivos para nuestros envíos.

¿Por qué os cuento esto?

Para que veáis que incluso con una fábrica de productos muy tradicionales, se puede crear una historia viva y abrir un mercado nuevo.

Digamos que este mensaje es para que os despertéis, y no creáis que siempre hay que hacer lo mismo.

No señor, señora.

Reinventarse puede ser un buen negocio.

En cualquier caso, el ejercicio de intentarlo te hará mejor empresa.

Y no me digas que tu producto o servicio no se puede cambiar.

Todo se puede cambiar, mejorar, ajustar, mover, internacionalizar…

Empieza ya.

No, no lo dejes para mañana.

No se trata sólo de cambiar para sobrevivir, sino de mejorar para crecer. 

Si quieres replantearte cómo haces todo, te propongo que hagamos un ImpulCEO, una asesoría que te llevará a ver nuevos horizontes. 

No esperes a que el cambio venga a ti: busca la reinvención activa. 

Los siguientes pasos serán demostrar que eres capaz de equilibrar tus habilidades de liderazgo para adaptarte a las necesidades cambiantes de la empresa.

Otros artículos relacionados:

0 comentarios

Enviar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Artículos relacionados

No tienes que ser el mejor en todo

No tienes que ser el mejor en todo

Ayer estuve hablando con el CEO de una empresa de tecnología y me sorprendió lo frustrado que se sentía. Trataba de ponerse el traje multiusos como si fuera Doraemon. Quería dirigir y saber de todo. Lo veo continuamente en nuestro sector, sobre todo, en startups. El...

España hacia el liderazgo mundial

España hacia el liderazgo mundial

En pocos ámbitos es posible. Parece que en turismo estamos a punto de sobrepasar a Francia y convertirnos en el número uno mundial. ¿Fantástico? Sí y no.  100 millones de turistas.  Más de dos veces la población española. A pesar de ello tenemos muchos problemas...

Restaurantes que habéis recomendado

Restaurantes que habéis recomendado

Si te gusta descubrir nuevas joyas culinarias o estás buscando el próximo sitio para disfrutar de una buena comida, estas recomendaciones te interesan.  Aquí tienes una lista de restaurantes que algunos de vosotros habéis compartido en respuesta a mi correo del...

rodolfo-carpintier-cardom-logo

Email

rodolfo@rodolfocarpintier.com

© 2024 Cardom Digital S.L. by Rodolfo Carpintier