El pasado lunes hablé con un empresario cuyo negocio estaba pasando por un momento de agobio.
Sus ventas van bien. Su relación con proveedores y clientes van también rienda suelta. Sin embargo, la relación entre equipos y trabajadores no era la más idónea.
Por lo que me contó, se alertó al ver que durante este primer semestre había muchas personas que querían cambiarse de puesto dentro de la misma empresa.
Luego, directamente, quisieron cambiar de trabajo y de compañía. Buscando nuevas oportunidades donde su compromiso fuera valorado y apreciado.
No podía entenderlo porque… Ofrecen buen sueldo, estabilidad laboral, en muchos casos libertad y flexibilidad de horarios. Y para la mayoría, además, estaban cerca de su casa, por lo que no perdían horas en llegar a su lugar de trabajo.
Sin embargo, empezaron a haber rencillas y resquemores entre los trabajadores, ¿el motivo?
Algunos departamentos pensaban que eran más importantes que otros y menospreciaban al resto.
Alardeaban que si no fuera por ellos, la empresa se iría a pique y que gracias a su trabajo pagan la nómina de los demás. Es como si quisieran que les dieran palmaditas en la espalda.
Esa soberbia de la que se ha dado cuenta el jefe, le ha hecho poner cartas en el asunto.
Lo primero, ha sido reunirse con cada uno de los jefes de equipo, tanto individual como colectivamente en la misma sala.
Ha hablado bien claro de la importancia de reconocer y apoyar a sus empleados.
Sean del status que sean.
Tanto con los de Comercial, Marketing, Producción, Ventas, Calidad, RR.HH…
No fue como las reuniones de Jeff bezos, pero casi.
En segundo lugar, ha reunido a los profesionales que llevaban más años en la empresa.
Quería conocer su opinión.
Si llegas de nuevas a una empresa, no te atreves o no tienes la suficiente confianza de poner los puntos sobre las íes. No quieres perder tu trabajo o llegar de tiquismiquis sabelotodo.
Pero alguien que lleva tiempo en el organigrama y está comprometido por sacar todo adelante y con experiencia, le aseguraba conocer de primera mano en aquello que podrían estar fallando y en lo que no se estaban dando cuenta.
¡Haz círculos virtuosos alrededor de tu PYME!
Ahora está preparando un plan de incentivos y objetivos, ¡Me parece buena idea!
Además, igualita para todos los departamentos.
Busca la implicación de todos en la empresa.
Cuanto mejor le vaya a la empresa, mejor también les irá a los empleados.
Asimismo, habrá otro aliciente dentro de cada uno de los departamentos, y de esa forma, aquel que trabaje mejor o rinda más, sí que lo vea recompensado.
Tu empleado quiere más: Hay que probar cosas nuevas
Aquellos que den lo mejor de sí, superen expectativas o alcancen objetivos realistas, su esfuerzo no pasará desapercibido.
No todo quedará en felicitaciones y palmaditas en la espalda.
Se reconocerá a aquellos que den el callo, porque no se podrá valorar a todo el mundo por igual.
Buscando motivar no sólo económicamente, sino tanto de maneras tangibles y otras menos perceptibles.
De hecho, esta es una realidad en muchas organizaciones.
Los empleados son el motor de cualquier empresa.
No se trata sólo de pagar equitativamente o mantener una moral alta, sino de entender que el éxito está intrínsecamente ligado al bienestar de sus trabajadores.
Veremos dentro de un par de meses si todo mejora y eso influye en:
- Aumento de productividad y calidad del trabajo.
- Baja rotación de personal y fidelización del talento.
- Mayor compromiso, nuevas ideas e incremento de la innovación.
- Impacto positivo directo en el ambiente laboral.
En resumen, reconocer y apoyar a tus empleados es una estrategia clave para el éxito a largo plazo de tu empresa.
No dejes que el talento y su dedicación pasen desapercibidos.
Invierte en ellos y reconoce su esfuerzo.
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